Jul. 2016 - Carta a los Amigos y Bienhechores n°86

1917-2017, actualidad del mensaje de Fátima

Queridos amigos y bienhechores,

En 1917, nuestra Señora se dignó visitar la tierra. Confió a los tres videntes de Fátima un mensaje compuesto de varias partes, algunas de las cuales quedaron agrupadas bajo el nombre de «secreto», de modo que «mensaje» y «secreto» de Fátima se convirtieron en sinónimos. No obstante, hay que distinguirlos. El mensaje fue comunicado inmediatamente. Las partes referentes al «secreto» estaban destinadas a divulgarse posteriormente, en diversas fechas, en 1960 a más tardar. Tratan de grandes acontecimientos en la Iglesia y en el mundo, relacionados con el modo de comportarse de los hombres con Dios. Se refieren a guerras, a la desaparición de naciones enteras, a graves errores difundidos en todos los continentes, a la consagración de Rusia por el Papa y los obispos, al triunfo del Corazón Inmaculado, y a tiempos de paz.

Establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María

Un año antes de la celebración del centenario de las apariciones de Fátima, reconocidas como auténticas por la Iglesia, permítaseme insistir sobre la importancia de este acontecimiento y de este mensaje, que nos recuerdan ciertas verdades fundamentales de la fe y nos muestran la intervención real de Dios en la historia de los hombres.

 

  1. Lo esencial del mensaje se encuentra en estas palabras de la Santísima Virgen a sor Lucía, el 13 de junio de 1917: «Jesús quiere servirse de ti para hacer que me conozcan y amen. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Yo prometo la salvación a todo el que abrace esta devoción. Tales almas serán amadas por Dios, y serán como flores colocadas por Mí para adornar su Trono».

Cuando reflexionamos en el conjunto del mensaje de Fátima, con su secreto, considerando la influencia que tuvo y que aún sigue teniendo en la historia de la Iglesia y del mundo, es evidente que todo gira alrededor de una intervención divina: «Él (Jesús) quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado».Más tarde, cuando sor Lucía le preguntó al Sagrado Corazón por qué quería la consagración de Rusia, nuestro Señor le respondió: «porque quiero que toda mi Iglesia reconozca esta consagración como un triunfo del Corazón Inmaculado de María, con el fin de extender luego su culto y poner la devoción al Corazón Inmaculado junto a la devoción a mi Divino Corazón» (primavera de 1936).

 

  1. La segunda verdad fundamental que se deduce del mensaje de Fátima es la intervención real de Dios omnipotente en la historia de los hombres, ora como individuos, ora como naciones. Se trata de una verdad evidente para nosotros, pero que hoy se ataca mucho en este mundo ateo, liberal o socialista-comunista, en un mundo masónico que pretende realizar sus actividades y llevar a cabo sus proyectos sin tener en cuenta para nada al Creador y Salvador, Dios, nuestro Señor Jesucristo. Por desgracia, muchos hombres de Iglesia también están imbuidos por la idea de que el mundo, los Estados y los gobiernos temporales, no tienen que dar cuenta alguna a Cristo Rey, Rey de las Naciones. Muchos elementos del mensaje de Fátima nos muestran radicalmente lo contrario. Veamos aquí tres:

     
  • La Santísima Virgen explicó a los niños de Fátima que Dios ha puesto en manos de María la paz de las naciones. Por disposición expresa de la divina Providencia, que las naciones gocen de paz o sufran la guerra depende en primer lugar de nuestra Señora.

     
  • Respondiendo a la petición de la consagración a su Inmaculado Corazón, los obispos de Portugal le obedecieron; España, en cambio, descuidó esta petición. Sor Lucía misma explicó que las desdichas que luego golpearon a España y que se evitaron en Portugal fueron consecuencia de esta consagración –realizada o no– al Inmaculado Corazón.

     
  • Tras haber anunciado que si el mundo no se convertía vendría una guerra más terrible, estalló la Segunda Guerra Mundial. Al considerar de cerca las fechas más importantes de aquella guerra, es forzoso comprobar que corresponden a fiestas de la Santísima Virgen. En particular el 8 de mayo, fiesta de María mediadora –antiguamente fiesta de San Miguel Arcángel–, fecha de la capitulación de Alemania; y el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, fecha de la aceptación por el emperador de Japón de la rendición de su país.

Intervención real de Dios en la historia de los hombres

 

  1.  «De Dios nadie se ríe» (Gal. 6, 7). Veamos, según el testimonio de sor Lucía, las palabras de nuestro Señor dos años después de que nuestra Señora vino a decirle, en 1929, que había llegado el tiempo de la consagración de Rusia, petición que no tuvo consecuencias: «Dile a mis ministros que, por no haber respetado mis órdenes, como en otro tiempo el rey de Francia, le seguirán en su infortunio» (agosto de 1931). Estas palabras se refieren a la petición que el Sagrado Corazón hizo a Luis XIV en 1689, y cuya ejecución descuidó el rey de Francia. Cien años más tarde estalló la Revolución, que condujo a la ruina y decapitación del rey Luis XVI. Las amenazas de nuestro Señor a sus ministros eran, pues, terribles… Seguirán al rey de Francia en su infortunio. Las persecuciones actuales que se desatan sobre tantos cristianos y los atentados contra las personas consagradas nos permiten pensar que, por desgracia, los sacerdotes, obispos y ministros de nuestro Señor todavía no han bebido hasta el fondo el cáliz del infortunio.

Todo esto nos muestra la importancia que nuestro Señor otorga a Fátima y a su mensaje sobre la devoción al Inmaculado Corazón de María.

Podemos concluir diciendo que la historia de los siglos XX y XXI está profundamente condicionada por esta intención divina: la devoción al Inmaculado Corazón, y el descuido grave del mundo y de muchos hombres de Iglesia en realizar esta intención, a pesar de que se manifestó con tanta claridad y fue acompañada de milagros realmente extraordinarios.

Según las propias palabras de nuestra Señora, hemos de concluir también diciendo que los proyectos de Dios alcanzarán la apoteosis del triunfo del Inmaculado Corazón de María cuando el Santo Padre, en unión con los obispos del mundo entero, haga la consagración de Rusia. Con este triunfo, se le promete al mundo y a la Iglesia un tiempo de paz.

Hasta aquí las múltiples tentativas de consagración no han conseguido los efectos prometidos por la Virgen. Y a pesar de una innegable renovación religiosa de la Rusia ortodoxa en estos últimos años, hoy no estamos viendo ni su consagración ni el desarrollo en el mundo de la devoción al Inmaculado Corazón de María, sino todo lo contrario.

Un año para preparar el centenario de Fátima

Por este motivo, para preparar bien el centenario de las apariciones de Fátima, hemos decidido lanzar una nueva cruzada del Rosario, oración que tan vehementemente nos pidió el Inmaculado Corazón de María.

Para corresponder lo mejor posible a las intenciones divinas y dada la insistencia de nuestra Señora sobre la necesidad de la reparación de los pecados, procuraremos añadir muchos sacrificios a nuestros rosarios. Esperamos poder ofrecer una corona de doce millones de rosarios y de cincuenta millones de sacrificios. Queremos trabajar de todo corazón en difundir la devoción al Inmaculado Corazón, particularmente durante este tiempo de oración y penitencia. Tal es la primera intención de nuestra cruzada, a la que también añadimos la petición filial del triunfo de su Inmaculado Corazón y de la consagración de Rusia, según las indicaciones de nuestra Señora. Por último, en estos borrascosos tiempos que conocemos, tanto en el mundo como en la Iglesia, le pedimos a nuestra Madre celestial una protección particular sobre la Fraternidad San Pío X, todas sus obras y todas las congregaciones religiosas amigas.

Os invitamos a todos, por amor a la Madre de Dios y a su Corazón doloroso e inmaculado, a multiplicar los actos que nos hagan practicar a nosotros mismos más intensamente esta devoción y a difundirla. Así, os proponemos consagrar, tras una diligente preparación, vuestros hogares y obras al Inmaculado Corazón, practicar la devoción de los cinco primeros sábados de mes, llevar personalmente el escapulario de nuestra Señora del Carmen, y difundir la medalla milagrosa que nos dio la Santísima Virgen en la calle du Bac, en Paris, –medalla que muestra en su reverso los Corazones de Jesús y de María.

Ojalá que también nosotros podamos colaborar con nuestra pequeña contribución a las peticiones del Cielo, recibir la protección divina y, sobre todo, lograr la realización a su debido tiempo de la más hermosa de esas promesas: nuestra salvación y la de los pecadores.

Que nuestra Señora se digne bendecirnos junto con el Niño Jesús, como dice la hermosa y piadosa oración del breviario: «Nos cum prole pia, benedicat Virgo Maria».

En la fiesta de nuestra Señora del Carmen, 16 de julio de 2016

+ Mons. Bernard Fellay